Es cierto que habíamos enviado ejemplares de la revista a algunos suplementos culturales porque confiábamos en la valía de lo que estábamos haciendo, pero también teníamos muy claro que vivimos en el desierto del desierto de Europa y que era complicado que se nos hiciera caso, así que cuando un amigo nos comentó que habían publicado una reseña de Hache en El País –y lo comprobamos con nuestros propios ojos– supimos que íbamos por buen camino, que teníamos que agradecer el aparecer en prensa a este nivel, antes que a nadie, a los dos pintores que habían ilustrado la revista y a todos y cada uno de los poetas que nos habían cedido sus textos. También es verdad que la reseña tenía un par de erratas, pero ¿quién no echa un borrón? Lo cierto es que nos dio igual, porque en apenas diez días recibimos casi doscientas peticiones de ejemplares de Hache (incluidas un par de universidades españolas y de un profesor de castellano del Instituto Cervantes de Berlín) y debido a la avalancha tuvimos que ponerle precio de venta al público a la revista para poder sufragar los gastos de envío de las mismas y las presentaciones que empezamos a hacer a lo largo y ancho del país.
Lo realmente importante es que esto sirve para saber que el trabajo que uno hace no es en vano y que querer publicar los textos de una forma decente (como a uno le gustaría ver sus propios textos publicados) no es una pérdida de tiempo.
2 comentarios:
¡Enhorabuena por ese gran avance!
Me alegro mucho por esta trayectoria de una revista que lo merece.
¡Ánimo y suerte!
Hola amigos!
no cabe duda que la belleza siempre brilla y que con un poco de cariño
puede volar muy lejos.
Os auguro mucho éxito con vuestro próximo número.
besos
maría rayo
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